jueves, 17 de enero de 2013

IU en defensa de la sanidad pública en el Congreso


El señor LLAMAZARES TRIGO: Gracias, señor presidente. 

Señora ministra, señorías, las cosas se conocen por su origen. El origen de este recorte, recorte sanitario y recorte educativo, no está, señorías, en esta Cámara, ni siquiera está en el Gobierno. Este recorte es una enmienda de totalidad de los fondos europeos y de la Unión Europea al presupuesto general del Estado de su Gobierno, un Gobierno que fue a Europa diciendo que iba a conseguir un porcentaje de déficit y volvió con una enmienda de totalidad a los Presupuestos Generales del Estado. Ese es el origen de estas medidas, ninguna reforma sanitaria, 10.000 millones de euros que hay que repartir entre sanidad y educación. 

Señora ministra, no voy a referirme a ninguna publicación española. Hoy tenemos la satisfacción de que el British Medical Journal diga lo que es este decreto español. Dice: Es el principio del fin del servicio nacional de salud español. Y los británicos saben mucho de esto, saben mucho de esto porque soportaron a Margaret Thatcher. Por tanto, señoría, ni siquiera necesito referirme a su propio decreto, que usted parece que decía que no me había leído. Vuelvo a repetirle que su artículo 3 dice claramente que la asistencia ya no es universal, sino que se garantiza a aquellas personas que ostenten la condición de asegurados. Asegurados no son todos los ciudadanos sino una parte de los mismos y por tanto resulta falso decir -como dice y repite usted- que todos los ciudadanos españoles tendrán cobertura sanitaria. Según su decreto no es cierto, no todos los ciudadanos españoles tienen cobertura sanitaria. Por tanto, en primer lugar, es una contrarreforma sanitaria, una contrarreforma sanitaria como dije ayer desalmada, porque, señorías, se ceba en los más débiles.

Señora ministra, me referiré a la prueba de ello. Usted me dijo que no me había leído el decreto y que me habría leído un panfleto -en una muestra también de buen tono y de buen rollito en esta Cámara-. Pues resulta que sí me lo he leído y resulta además que, para mi desgracia, me he leído sus correcciones de errores. Señoría, una cosa es la corrección de errores y otra cosa es un error garrafal, que es lo que es su decreto. Mire, señoría, presenta usted, a un decreto de 10 artículos y algunas disposiciones adicionales, 73 correcciones de errores: a corrección de errores por línea, señorías, con lo cual no se trata de una corrección de errores, sino de un gran error -ese -real+ decreto-, de una falta de rigor absoluta en ese decreto, de una precipitación digna de mejor causa. 

Decía usted ayer, señora ministra, que lo que decíamos los portavoces -y lo que decimos hoy- no era verdad. Yo no voy a entrar en verdad y mentira porque eso lo tendrá que arreglar con su confesor, pero sí voy a entrar en lo que significa decir a esta Cámara algo que no se corresponde con el decreto. No se corresponde con el decreto lo que usted le ha dicho a esta Cámara. Decía usted que los de veintiséis años en el decreto tienen garantizada la tarjeta sanitaria. Modificación número 66 de sus correcciones de errores, modificación que dice que a partir de la corrección de errores tendrán tarjeta sanitaria individual. No tenían tarjeta sanitaria, señoría, y a partir de esta corrección de errores parece que pueden tenerla, si una corrección de errores pudiera cambiar aspectos sustanciales de un decreto, cosa de la que me permito dudar. De la misma manera, cambian ustedes en la corrección de errores lo relativo al límite de prótesis y de transporte sanitario. Cambian algo que me parece realmente ilegal y es que permiten a los centros sociales dispensar fármacos hospitalarios, ¡dispensar fármacos hospitalarios! Realmente no sé de dónde lo ha sacado.


La mayor parte de las modificaciones que aborda usted en este decreto es todo aquello que nos dijo ayer que era mentira, que mentíamos cuando lo denunciábamos en esta Cámara y cuando le decíamos que la mejor forma de modificarlo no era el reglamento. Señora ministra, usted no es Romanones -Romanones era muy liberal-. Usted es peor que Romanones. Usted no lo modifica por reglamento. Lo modifica, como lo está modificando hoy, a través de una corrección de errores más allá de la legalidad, más allá de la legalidad. (Aplausos). 

Pero no quiero quedarme en sus errores. Usted nos dijo ayer y nos intentó convencer de que sus medidas significaban la solución a la insostenibilidad del sistema sanitario. Permítame que rompa estas dos hojas, porque esta contiene lo que aprobaron en Consejo de Ministros y esta otra es la parte relativa a la memoria económica de su decreto. ¿Sabe usted qué diferencia hay, en unas horas, entre el Consejo de Ministros y la memoria económica del decreto? 500 millones de euros. Mire usted (El señor Llamazares Trigo muestra una hoja), Consejo de Ministros: ahorro global, 7.767 millones. Memoria económica (Muestra otra hoja): ahorro global, 7.267 millones. ¿Dónde está el problema? En medidas de eficiencia, en las TIC, plataforma de compras y energía. Señoría, qué poca seriedad. Da la impresión de que esto, por llamarlo de alguna manera, son las cuentas del Gran Capitán. De estos 7.000 millones ni la mitad, señora ministra, porque únicamente se han dedicado a maquillar las cifras para presentarlas ante la Unión Europea, y demostrar que son ustedes los primeros de la clase en recortar a los ciudadanos y en mejorar la situación de los bancos. En eso parece que ustedes quieren dar lecciones a todo el mundo. 

Señora ministra, no quisiera terminar mi intervención sin plantearle los grandes problemas de este decreto. En primer lugar, usted no tiene derecho a decirle a esta Cámara que ha propuesto un pacto de Estado. Porque, en términos de su grupo parlamentario, yo diría que este es un pacto trampa, porque nos propone un pacto de Estado con una agenda cerrada, y además cerrada en las materias que más me importan. Si usted me cierra la agenda en la universalidad de la atención, es decir, en el derecho de todos los ciudadanos a la atención sanitaria; si usted me cierra la agenda en la accesibilidad de la atención, es decir, en el derecho a ser atendidos independientemente de la situación económica o geográfica, con el transporte sanitario, si hace todo eso, yo no tengo nada que negociar con usted, señora ministra. Su propuesta de pacto de Estado es una propuesta hipócrita y falsa, porque no pretende el acuerdo. Lo ha dicho hoy claramente; ha introducido un elemento nuevo que no me ha pasado de largo, porque lo propusieron ya en el Pacto de Toledo y no se lo aceptamos, y es que, además de los diputados, haya una comisión de expertos: Fedea, señora ministra; Fedea es la que nos va a decir cómo vamos a mejorar nuestro sistema sanitario. Pues no, señora ministra, no aceptamos ni un pacto trampa ni las lecciones de Fedea en materia de reforma sanitaria. No los aceptamos. (Aplausos). 

Señora ministra, es un decreto desalmado que no se modifica únicamente por la corrección de errores. Siguen cebándose en los sectores más débiles de la sociedad española -se lo dije el otro día y se lo vuelvo a decir-, que lo están pasando especialmente mal por la crisis, y ustedes se ceban en ellos. En los crónicos, en los pensionistas, en los pacientes que necesitan tratamientos a largo plazo, en los que necesitan transporte sanitario, en todos ellos se ceban para obtener un magro -porque es la cuenta del Gran Capitán- resultado de ingresos para el conjunto del Sistema Nacional de Salud. Señora ministra, usted sin embargo tenía otras posibilidades, de hecho las mezcla en el decreto, pero francamente sin mucho conocimiento. Tenemos márgenes para mejorar la financiación del sistema sanitario y ustedes no los utilizan; márgenes que tienen que ver con el sistema general de impuestos que hacen que los más ricos y los más sanos financien a los más pobres y a los que tienen más enfermedades, base del Sistema Nacional de Salud. También tienen posibilidades de abordar una mayor eficiencia en materia de gasto farmacéutico. No se preocupen tanto porque se pongan aquí las cajas de los fármacos. El problema no es que se pongan aquí los nombres de los fármacos, el problema es que se haga propaganda de los fármacos entre quienes prescriben en el sistema sanitario público, y que no tengan información pública para saber qué fármaco es el más adecuado y el más barato. Esa es la cuestión fundamental. Tienen también margen en relación con la duplicidad de los sistemas de seguro dentro del sistema sanitario; ahí también hay margen para ahorrar. Por tanto tenían margen para ahorrar, pero han preferido cebarse en los más débiles y usar la reforma del sistema sanitario para, como dice el British Medical Journal, hacer un asalto al sistema sanitario, hacer el principio del fin del sistema sanitario público. Así no, señora ministra, así no hay pacto de Estado de la sanidad, así no es posible el acuerdo.


Muchas gracias.

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