miércoles, 12 de junio de 2013

Tribuna de Opinión Área de Educación. Pedagogía de la lucha

PEDAGOGÍA DE LA LUCHA. La lección del profesorado comprometido.

Porque es verdad que el maestro y la maestra luchando también están enseñando. Porque su movilización evidencia ante la sociedad el compromiso irrenunciable con la educación. Porque es verdad que cuando luchan denuncian, desde la legitimidad que les da su compromiso, cualquier deterioro y menosprecio de aquello que es sustancial para una sociedad mejor. Muestran, del mejor modo posible, que la educación es el elemento necesario y demuestran ante toda la ciudadanía su obligación para con los padres, las madres, los alumnos y las alumnas.

La lucha del profesorado avala la apuesta firme por una educación cuyo principal objetivo consista en asegurar, a todos y cada uno de los alumnos y alumnas, el logro de unos aprendizajes que les permitan for­­marse co­mo personas capacitadas para participar autónoma y críticamente en el marco de una sociedad democrática y asociada ineludiblemente al principio de igualdad de oportunidades como fundamento para la cohesión social.

En la lucha los maestros y maestras se presentan ante la comunidad convencidos de su papel insustituible. Se hacen merecedores de la confianza que padres, madres, alumnos y alumnas ponen en su trabajo, porque son ellos los primeros que batallan contra cualquier empeoramiento de las condiciones en las que los estudiantes desarrollan su formación. Esos profesores y profesoras defienden algo que es importantísimo para todos, que a todos afecta, y al hacerlo nos protegen. Ellos están defendiendo el futuro de nuestros hijos e hijas y están defendiendo nuestro futuro.

Demuestra el profesorado, cuando pelea, el orgullo de quienes no se resignan a lo que hay, porque entienden que su trabajo no es perpetuar la realidad establecida sino la construcción activa de lo nuevo. No es el profesor el catalogador, el homogeneizador, el confirmador de lo que predomina sino que se convierte cuando lucha en factor fundamental de un mundo distinto. Ese mundo nuevo de oportunidades para todos donde hoy tantas veces encontramos futuros truncados. Ese mundo nuevo de conciencias lúcidas por la consolidación del diálogo consigo mismos y con los demás donde hoy tantas veces encontramos el aislamiento y el desencuentro. Ese mundo nuevo de humanidad reforzada donde hoy los dominadores pretenden la mistificación de la educación.

Enseñan que la ciudadanía, para serlo realmente, debe ser ciudadanía comprometida. Demuestran en su actitud la relevancia del pensamiento crítico y la valía de quien es capaz de pensarse a sí mismo y pensar el mundo. La verdadera autoridad del que educa estimula el ejercicio de la libertad y apuesta por ella. La educación es una toma consciente de decisiones y el maestro y maestra luchando defienden su decisión como ejercicio de responsabilidad. El verdadero educador apuesta por la mejora del individuo, por la capacidad que tenemos de aprender a pensar críticamente. Se trata de una decisión que no es neutral. Por cumplir con ella lucharán hasta el cansancio. Esos educadores que apuestan por la libertad también saben del apoyo necesario de la escuela integradora, de la escuela que compensa la desigualdad, que protege la justicia social.

Luchan porque exigen las mejores condiciones para desarrollar su trabajo, lo que significa más posibilidades, atención y recursos para poder responder a las necesidades de todos. Los profesores recuperan el sentido más pleno de la autoridad porque se convierten en modelo de iniciativa, de compromiso, de responsabilidad. Los jóvenes reclaman maestros y maestras, profesores y profesoras, valiosos y valientes que estén ahí donde la sociedad demanda. Que afrontan con valentía el reto de reestablecer un espacio que de no ser por la escuela pública no tendría otra posibilidad que la urgencia sin mañana. Demuestran que saben encarar con arrojo y determinación el desafío de ser maestros y maestras.
Pero algo nos duele. Un 25% de seguimiento de la pasada huelga general en educación en Castilla y León es poco para una lucha y para unas lecciones tan importantes. La mayor respuesta de los padres, las madres y los estudiantes ha puesto en evidencia actitudes impropias de quien se dedica a la enseñanza.

Si el profesorado no se moviliza, si no reactiva el compromiso con su función social, todo lo anterior se desmonta. Enseñarán que la educación no es tan importante como para cuidarla. Se significarán como ese colectivo al que nada preocupa su labor social porque asiste indolente al desmantelamiento de su espacio de trabajo. Se presentarán entonces con el descrédito de quienes no se responsabilizan ni siquiera de lo que les afecta directamente. Se resignarán a quien prostituye la educación convirtiéndola en un ejercicio de adiestramiento para la rentabilidad. En definitiva, se reforzará esa valoración negativa sobre el profesorado que tantos alimentan a diario porque saben lo que vale un profesor derrotado. Consentir impasibles esta derrota supone la ignorancia culpable de quien ejerciendo la docencia parece no saber que recortar en educación es mutilar nuestro futuro colectivo. Alentar el desaliento es dar el gobierno, contra el pueblo, a quienes interesados en reproducir y uniformar mano de obra barata, sin derechos laborales y con la ignorancia suficiente para considerar natural la miseria, han impuesto los discursos y las leyes que legitiman y legalizan una educación reaccionaria.

El profesor Paulo Freire nos dijo: "De la misma manera que no puedo ser profesor sin sentirme capacitado para enseñar correctamente y bien los contenidos de mi disciplina, tampoco puedo reducir mi práctica docente a la mera enseñanza de los contenidos. Tan importante como la enseñanza de los contenidos es la decencia con que lo hago, en mi preparación científica expresada con humildad, sin arrogancia. Es el respeto nunca negado al educando, a su saber hecho experiencia, que busco superar junto a él. Es la coherencia entre lo que escribo, lo que digo y lo que hago."

Enseñemos y aprendamos, en la defensa de la educación pública, a construir una sociedad cohesionada en la justicia frente a quienes pretenden empobrecernos el presente y desecarnos el futuro.


JOSÉ ANTONIO ALEGRE LÓPEZ (Profesor del I.E.S. Valles del Luna y Coordinador del Área de Educación Asamblea IU León)

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